De la
misma forma que los tatuajes, los piercing están viviendo una nueva época
dorada. Tras años en los que la gente que llevaba algún piercing era mal vista,
hemos llegado a una época en la que es, casi, lo contrario.
Antiguamente
el piercing se hacía con una aguja que se calentaba con fuego o algún gas como
el
propano o el butano. Hoy en día ya existen pistolas que
realizan el agujero en un instante.
Historia
Se cree que el inicio de esto proviene de zonas
indígenas de zonas de América. Para ellos el cuerpo era un lienzo que se usaba
para piercing y tatuajes. Una de las más famosas por esto era Colombia.
La perforación era un paso de adolescente a
adulto y como la iniciación de la vida sexual. El dolor se tomaba como que la
persona estaba preparada para la vida adulta.
Los Mayas se perforaban los genitales y la lengua
e fiestas religiosas. Tenían significados místicos como un cambio de vida, un
paso más allá o una forma de limpiar el espíritu.
Tras la Segunda Guerra Mundial, la lengua o los
labios era lo más elegido para perforarse.
Tipos y
origen de los diferentes piercing
Septum
Es uno de los más famosos. El septum es el
cartílago que tenemos entre las fosas nasales. Este aro atraviesa el tejido de
la zona baja del tabique. Proviene de la India, Polinesia y Sudamérica. Su
objetivo es cerrar el tracto respiratorio y evitar que el espíritu maligno
entre en la persona.
Labio
superior
En el Reino Unido se denomina Madonna y en
Estados Unidos, Marylin. Procede de los indios de Sudamérica, Kenya, Zambia y
Camerún.
Ceja
Proviene de Europa y el norte de América en el
siglo XX. Es el más nuevo de todos.
Lengua
Es algo habitual entre los mayas y es parte
importante en las tradiciones de religiones como hinduismo.
Ombligo
Se empieza a realizar en Europa y Estados Unidos
en el siglo pasado. Se cree que era común entre aristócratas y sacerdotes
egipcios como símbolo de la nobleza de la persona.
Pezones
Las mujeres de la sociedad victoriana lo usaban para ensalzar su figura y aumentar
el tamaño de esta parte del cuerpo. Se creyó, durante años, que los centuriones
romanos lo usaban para demostrar coraje y virilidad, aunque no hay pruebas.
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